LA AGONIA DEL PERONISMO
Por Horacio Poggi
La Argentina asiste a los que pueden ser los últimos estertores del Movimiento Nacional Justicialista. Es la agonía de la invención maravillosa de un militar sanmartiniano: el teniente general Juan Domingo Perón. El sentido agonal, de lucha, de resistencia, apenas se percibe porque se manifiesta en la Argentina invisible de Eduardo Mallea. O como diría Scalabrini Ortiz: en el subsuelo de la Patria, que si bien no se ha sublevado, no come vidrio.
La razón del más serio proyecto aniquilador del peronismo debe reflexionarse a fondo. Sin estridencias ni terrorismo verbal. Traspasa los límites del nuevo golpe a Isabel Perón o a la adjudicación de su esposo de la creación de la denominada Alianza Anticomunista Argentina (la Triple A).
Entretanto, vemos una orgía gorila inconmensurable. Euforia en las huestes de aquellos que hace más de sesenta años esperan la desaparición del monstruo político. Señoras y señores: ha ganado –Dios quiera que transitoriamente- la prédica del diario La Prensa, cuando lo comandaban los Gainza Paz. Y el conjunto de voceros que siempre le echaron la culpa de todos los males del país al peronismo.
Faltaba la frutilla para colocarla en el medio del postre de la traición y la entrega. Ahí está, se palpa, se siente. Los ganadores la degustan en los bares céntricos, en Punta del Este, en las costas locales, en las tapas de los diarios, en las redacciones plagadas de pibes y pibas formados al calor del derechohumanismo (ideología pregonada desde los Estados Unidos y demás potencias imperiales).
Aunque invalidar la defensa del Estado ante la subversión sea un mamarracho jurídico, según el prestigioso fiscal Julio César Strassera. Qué importa. La consigna es volver a darle duro a la “perona”, “la Chabela”, “la copera”... Darle duro, de los dientes para arriba. Y de paso cargarse al Viejo que regresó al país para pacificar y ordenar al Movimiento dentro de los cánones ideológicos terceristas, humanistas y cristianos. En las actuales condiciones de deserción doctrinaria sin ninguna duda van por Perón. Y por lejos obtendrían una victoria. Una posibilidad cierta y concreta. Nada de alarmismo.
Ha ganado también el guevarista Roberto Santucho, que se cansó de descalificar al General en vida para fundamentar sus ataques terroristas a la institucionalidad. Ha ganado Videla aunque hayan descolgado su cuadro. En definitiva, ha ganado otra vez el golpismo que desestabilizó al Gobierno de Isabel por izquierda y por derecha.
Hubo intentos de variado color para expulsar de la historia al peronismo. El que ha tomado cuerpo hoy es el mejor fundamentado, se basa en los supuestamente crímenes de lesa humanidad perpetrados bajo el tercer gobierno justicialista. Como adujeron hasta el hartazgo los que luego usufructuaron de la dictadura del 76.
Pegarle duro a “la perona”. Que nadie va a mover un pelo por ella. Condenar a los que se quedaron en la ortodoxia en salvaguardia del Movimiento y la Doctrina. Hacerlos añicos, y demostrar que Perón era un “fascista”, un empecinado de la “contrarrevolución”, un anciano caprichoso, un demagogo, un populista latinoamericano, iniciador de los gobiernos autocráticos en la región.
La intencionalidad quizá sea inventar otro peronismo. Pero peronismo hubo y habrá uno solo. El que creó el General y que figura en su inmensa obra olvidada y en el pensamiento nacional. El nuevo peronismo sería maquillaje electoralista. Maquinaria para consumo de la gilada. Relato de los revanchistas. Esos que perdieron y volverían a perder por su imprudencia e incomprensión del fenómeno tantas veces depuesto.
¿Isabel es el peronismo? No es esta la vía de análisis. El mapa muestra caminos que no se bifurcan, son coincidentes y nos llevan a la destrucción, a la falsificación de la historia, a la defunción del Movimiento. A olvidar hechos memorables y sobresalientes como el la descripción que hizo el doctor Pedro Cossio acerca de la bronca que le imprimió a su firma el Hombre al decreto de destitución de Cámpora (era embajador en México). De paso jamás digamos que hubo un Modelo Argentino para el Proyecto Nacional. O que se hicieron ingentes esfuerzos en aras de la unidad nacional con Ricardo Balbín y el amplio abanico democrático de la época, mientras la sociedad y el Estado eran agredidos ferozmente por vanguardias guerrilleras.
Pero de nada valen esos argumentos mientras la orgía gorila se despanzurra bebiendo el elixir de los dioses antiperonistas. Tampoco serviría recordar las muertes de los que ofrendaron sus vidas por una Patria Reconciliada (Rucci, Chavarri, Gay, Sacheri, Mugica, etcétera). Por ejemplo, la cuestión es rememorar la “masacre de Ezeiza” y no el tiroteo entre grupos antagónicos, como muestra magistralmente Leonardo Favio en “Sinfonía del Sentimiento”. La tarea perniciosa consiste en asociar al peronismo con la muerte, con las atrocidades, con los crímenes de lesa humanidad, con la dictadura, con los asesinos ultraderechistas...
Esa tarea ha comenzado a rodar. En nombre de la lucha contra la impunidad que nunca el peronismo avaló. El peronismo buscó con virtudes y defectos la reconciliación de los argentinos que se logra con perdón. Algo diametralmente opuesto a la polarización suicida de la sociedad que provocaría una revisión politizada del pasado.
Agoniza el peronismo en medio del festín de los mediocres. Agoniza. Terriblemente agoniza. En la politiquería rastrera. En el reparto incesante de canonjías. Seamos realistas: nos estamos tuteando con la parca. Pero a una Doctrina se la vence con otra Doctrina mejor. Y esa Doctrina mejor permanece ausente. Cuanto mucho es barniz ideológico eurocéntrico. Progresismo gastado. Marxismo leído a las apuradas. Neoliberalismo depredador. Cuatro de copas. “¡A mí me la vas a contar!”, les replicaría Discepolín.
En síntesis, una contraofensiva inédita se ha lanzado contra el peronismo de Perón. Aunque parezca una expresión voluntarista y pueril sólo nos queda decir la verdad con memoria y justicia. Salir al ruedo. Jugarse enteros. Cuerpear el vendaval mediático y mentiroso. Porque la esperanza es nuestra. Eternamente nuestra. Y peronista.
contenido de Libres: Mientras haya una sola persona que recuerde a Evita y al General, su docrina y su recuerdo no morirán, por eso el Peronismo seguirá vivo.